Rebuscar, espigar... Tras cualquier cosecha, siempre quedan restos, granos, frutas... que hay quien recoge y aprovecha. El otoño es tiempo de rebusco tras la vendimia, hay quienes hacen incluso pitarras con esos pequeños racimos, "esquinitas" les decimos en algunas zonas de Extremadura.
Actualmente, gracias a esta crisis de reparto de la riqueza, el rebusco se ha extendido de lo rural y agrícola a las ciudades y, para vergüenza de todos, a contenedores de supermercados y tiendas de alimentación, perdiendo la poesía del racimo de uvas, los tomates o patatas, esa costumbre tan arraigada en las zonas rurales, puro placer que ahora tiene otro sentido.
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