De la lengua glaciar Solheimanjokull seguimos hacia Vik.
Nuestra furgo en el aparcamiento del albergue.
Por cualquier ventana, el verde se te mete por los ojos.
La muerte siempre pegada a la vida. :)
Volvemos hacia Vik mientras la tarde sigue cayendo y nos regala una luz y unos cielos hermosísimos.
Y ellas nos saludan curiosas en cualquier parte. Fuera de la alambrada, la madre y dos crías del año, libres hasta la recogida general en otoño.
Aunque tomada desde el coche en marcha, no me resisto a poner estas crestas al atardecer.
Vik
Llegamos a Vik a mediodía, apenas 300 habitantes en un entorno de cuento.
Nos alojamos en el albergue, es el primer edificio a la izquierda, de tejados azules, en el
momento de hacer la foto desde el coche no lo sabíamos. :)
Nuestra furgo en el aparcamiento del albergue.
Por cualquier ventana, el verde se te mete por los ojos.
Entorno de Vik
Gigantes rocosos, playas de arena negra, impresionantes columnas basálticas, frailecillos,... Y una luz muy especial.Reynisdrangar, "convertidos en piedra".
Islandia tiene unas formaciones rocosas tan singulares que han inspirado multitud de leyendas, en este caso se trata de Reynisdrangar; muy cerca de la orilla quedaron encallados para siempre dos gigantes que durante la noche arrastraban un barco hacia las montañas, el amanecer les pilló in fraganti y allí quedaron barco y gigantes en una fantástica agrupación escénica. Sus nombres: Skessudrangur, Langhamar y Landdrangur
La esquina suroeste de Reynisfjall está recorrida por estas increíbles formaciones de basalto.
Halsanefshellir
Cueva con una impresionante bóveda a modo de mosaico de piezas hexagonales que son los extremos inferiores de las columnas basálticas.Hacia la zona de Dyrhólaey desde Reynisfjall.
Dyrhólaey, al fondo
Volvemos hacia Vik mientras la tarde sigue cayendo y nos regala una luz y unos cielos hermosísimos.
Y ellas nos saludan curiosas en cualquier parte. Fuera de la alambrada, la madre y dos crías del año, libres hasta la recogida general en otoño.
Aunque tomada desde el coche en marcha, no me resisto a poner estas crestas al atardecer.
Un lugar acogedor para despedir el día con unas cervecitas.
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